En una celda de Génova en el año 1298, Rustichello da Pisa escribía mientras Marco Polo dictaba el relato de su viaje por Asia en Il Milione, también conocido como ‘El Libro de las Maravillas’. Paradójicamente, esta desafortunada situación para el comerciante veneciano le permitió tener el tiempo necesario para compartir el testimonio de una época y dejar huella como uno de los más grandes viajeros europeos de toda la Historia.

El Libro de las Maravillas

Esta extensa obra llena de detalles geográficos y culturales, comienza así:

“Señores, emperadores y reyes. Marqueses, duques, condes, caballeros, burgueses y todos vosotros, en fin, que anheláis conocer las diferentes razas de los hombres y la enorme variedad de las diversas regiones del mundo, y deseáis informaros sobre sus usos y costumbres, tomad este libro. Tomad este libro y hacedlo leer, pues en él hallaréis todas y cada una de las extraordinarias maravillas. […]”

Marco Polo nos ofrece en este libro una geografía descriptiva, etnográfica, económica y política, apoyada con documentos de primera mano. Se trata de una guía para los caravaneros en la que se describe el mundo conocido: Eurasia y el norte de África, con sus realidades y fantasías.

Los 27 años de su viaje comienzan en el año 1271, embarcando junto a su padre Niccolo y su tío Maffeo, camino a la capital del Imperio Mongol. Durante la mayor parte de este periodo (17 años) reside en la Corte del Gran Khan.

Hay que considerar que no todas las historias fueron recogidas en sus viajes. Muchas anécdotas y elementos fantasiosos provenían de distintos lugares y personas que iba conociendo. Esto ha dado lugar, en ocasiones, a dudar de la veracidad del viaje de Marco Polo. Sin embargo, hoy sabemos que la dureza y la implacabilidad de los elementos físicos de los territorios que recorrió, hicieron que la ruta estuviese totalmente condicionada y muchos de los lugares que visitó eran de paso obligado. En muchas ocasiones, tuvo que atravesar desiertos de oasis en oasis, pues de otro modo la muerte sería segura.

Marco Polo era un hombre instruido. Hace referencias a la literatura clásica y su curiosidad podía hacerle muy ‘chismoso’ en momentos puntuales. Algunas de sus descripciones, además, muestran que era muy crítico con otras culturas e incluso se podría decir que tenía en baja estima a los otros comerciantes.

Habla de Siberia, aunque no estuvo allí. Los encuentros que tuvo con otros viajeros le dieron una impresión que él mismo denomina como la ‘tierra de la oscuridad’, o ‘el país de las sombras’. Según los testimonios que recabó, Siberia tenía un aspecto crepuscular durante la mayor parte del año. Y algo parecido sucedía con la visión que por aquel momento se tenía del Océano Atlántico, conocido por los navegantes como el ‘mar tenebroso’.

La entrada de Marco Polo en Asia Menor

A través del mar Mediterráneo, la ruta recorría las ciudades más importantes de Oriente Medio, empezando por Acre y Jerusalén, que en aquel momento se encontraba en disputa por los cristianos y los musulmanes. Al llegar a Bagdad, Marco Polo la describe como gigante, repleta de distintas religiones, ciencia, oro y seda. Además, se da cuenta de un detalle que no dejaría de ver a partir de este punto, y es que estaba dominada por los mongoles.

Marco_Polo_parte1
1. Primera parte del viaje de Marco Polo. Fuente: John Haywood et al. – La historia del mundo en mapas.

Sobre Persia nos habla de montañas, regiones belicosas, arenales secos y desnudos, y afirma que los tártaros han destruido gran parte de ella. Dice que sus líderes son crueles y homicidas que luchan entre ellos, y menciona una región al norte controlada por los hashshashin (nizaríes), palabra de la cual deriva el adjetivo ‘asesino’, y que también significa ‘consumidores de hachís’.

De Bujará y Samarcanda elogia sus construcciones bellísimas y que sus habitantes son cristianos y sarracenos, vasallos del sobrino del Gran Khan, al que repudiaban.

El Preste Juan

En la Edad Media, Europa conocía muy poco sobre Asia más allá de los desiertos de Oriente Medio, donde pueblos túrquicos, islámicos y mongoles habitaban. En este contexto surge la figura del mítico Preste Juan: un regente cristiano que gobernaba en algún punto del Lejano Oriente, según se contaba.

Marco Polo habla sobre él en su libro, y cuenta que era un rey nestoriano que dominó a los tártaros, hasta que estos se rebelaron contra él. Dice también que los mongoles se enfrentaron al Preste y su ejército en la batalla del río Amarillo, donde fue derrotado y murió, de tal forma que sus descendientes pasaron a ser vasallos del Khan.

Muchos viajeros, al igual que Marco Polo, buscaron su reino y trataron de recabar información acerca de su paradero, pero ninguno tuvo éxito. De hecho, una de las teorías que se contemplan al respecto explica que fue un personaje ficticio, creado por la Iglesia Cristiana para alentar a los reinos europeos a marchar a Oriente y luchar en las Cruzadas junto al mítico rey nestoriano. En su afán de recuperar la tierra sagrada de Jerusalén, buscaban una potencial alianza en esa parte del mundo para hacer frente al dominio sarraceno en Oriente Medio.

Las montañas del Pamir y el Taklamakán

En el Pamir, Marco Polo se enfrenta a uno de los lugares más inaccesibles del planeta, con picos, como el Ismail Samani, que superan los 7.000 metros. Se trata del nudo de las cordilleras más impresionantes del viaje: Karakorum, Kunlun, Tian Shan o el Hindu Kush, y era a la vez paso obligado para llegar a Cambaluc sin desviarse de la Ruta de la Seda.

No es de extrañar que califique el Pamir como las cumbres más altas del mundo. Hace una referencia aún más curiosa, cuando dice que “no hay aves en estas montañas”, y que “el fuego no arde como en las tierras bajas”, probablemente debido a la falta de oxígeno.

El objetivo era llegar a Kasgar, una ciudad que unía el mundo chino con el mundo musulmán, además de servir como refugio para los viajeros que recorrían Asia Central. Aquí Marco Polo destaca la cantidad de ropas y mercancías que se mostraban en cada rincón, y nos habla de la impronta musulmana de la ciudad a pesar de haber entrado en territorio chino. Es la primera vez que conoce a los uigures, el pueblo chino que profesa el islam, y que hoy en día es una de las minorías étnicas amenazadas en China.

Marco_Polo_carnero
2. La estatua del carnero que Marco Polo describe en su viaje, delimita las fronteras de Tayikistán y Kirguistán en el paso de las montañas del Pamir.

A pesar de las durezas del viaje hasta el momento, los caravaneros tenían que afrontar aún más peligros. El valle del Tarim y el desierto de Taklamakán eran otros de los desafíos que los viajeros tenían que superar para llegar al desierto del Gobi y encontrar el corredor del Exi que le llevaría a Dunhuang y a la China más próspera en la costa este: Guangzhou y Xian. Para lograrlo era necesario el uso de los camellos bactrianos, que portaban los víveres y el agua que iban renovando en la cadena de oasis (Yarkant, Hotan, Che’erchen, y Lop Nur) alimentados por el deshielo de las cumbres montañosas que rodeaban la cuenca del Tarim.

En esta parte del viaje hace especial hincapié en los desiertos, empleando descripciones inquietantes que expresan la preocupación de los comerciantes cuando se adentraban en las áridas regiones del oeste chino. Dice que son parajes inhóspitos, donde los espíritus crean ilusiones en los viajeros, y se escuchan sonidos en la noche que hacen que los hombres se separen de la caravana y se desorienten hasta morir de hambre o sed.

También menciona, sin conocerlo realmente, la depresión del Turfán, una fosa tectónica en la que su punto más bajo se encuentra bajo el nivel del mar (-154 m). En este lugar presencia las tolvaneras, que son pequeñas tormentas de arena, y antes de llegar a Dunhuang observa salares y dunas en su camino.

Sobre la ciudad de Karakorum, antigua capital del Imperio Mongol, Marco Polo no pudo hacer una descripción propia, si no que tuvo que basarse en los relatos que su padre y su tío le proporcionaron de viajes anteriores. En resumen, la dibujan como rústica y pobre.

También habla sobre Xanadú, la residencia de verano del Emperador, que se ubicaba al norte de la capital y donde las temperaturas eran más frescas. Sin embargo, es en Cambaluc donde por fin conoció al Gran Khan y pudo entregarle las cartas que el nuevo Papa Gregorio X les había confiado en la ciudad de Acre.

El Imperio Mongol de Kublai Khan

Algunos historiadores afirman que, desde 1206, la expansión del Imperio Mongol llevada a cabo por Genghis Khan permite que el viaje de Marco Polo sea posible. Sin embargo, fue su nieto, Kublai quien consolidó y garantizó las rutas comerciales entre Oriente y Occidente mediante la Paz Mongólica, desde el Caspio hasta el Mar de China.

A los ojos de Marco Polo, Kublai Khan era un hombre bárbaro y cultivado, a la vez que despótico y tolerante. Reinaba el Imperio divido en cuatro kanatos: La Dinastía Yuan, dinastía china instaurada por Kublai; el Kanato de Chagatai, en el Turquestán; el Ilkanato persa, fundado por otro nieto de Genghis Khan llamado Hulagu; y la Horda Dorada, que abarca Kazajstán, parte de Rusia y Ucrania.

Marco_Polo_Kublai
3. El Imperio Mongol de la Dinastía Yuan. Fuente: John Haywood et al. – La historia del mundo en mapas.

En 1264, Kublai traslada la capital de Karakorum a Cambaluc (Pekín), una ciudad cosmopolita y comercial. Marco Polo hace referencia a la gran cantidad de mercancías que llegaban a la ciudad a diario, y resalta la belleza de sus jardines y palacios, a la vez que magnifica las dimensiones de sus murallas.

La vida de los Polo en China

Hoy sabemos de la existencia de muchos extranjeros empleados por el Imperio Mongol, a causa de la desconfianza que suscitaban la población china sometida. Esta idea refuerza las posibilidades de que la familia Polo hubiese ostentado algún cargo relevante en la administración del estado.

Sin embargo, se desconoce el alcance del éxito que tuvieron en esos cargos. Maffeo y Niccolo probablemente estuvieron ligados a un apartado más técnico, como se menciona en Il Millione, donde parece ser que actuaron como asesores militares durante el asedio de Xiangyan.

Además de las misiones que llevó a cabo para el Gran Khan, Marco Polo tuvo otras responsabilidades administrativas, que incluían la inspección de impuestos, aranceles e ingresos públicos. Sorprendentemente, algunas versiones de su libro afirman que fue gobernador de Yangzhou durante tres años, aunque parece bastante improbable, ya que el registro de gobernadores de aquella ciudad en esa época no muestra ningún nombre que se le parezca. No obstante, sí que parece evidente que él mismo se considerase como un hijo adoptivo de Kublai.

La conquista del Imperio Song, que llevó a cabo Kublai Khan entre 1268-1279, puso fin al periodo de invasiones mongolas, ya que los intentos de este para expandir el imperio hacia el Sudeste Asiático y Japón implicaron costosas derrotas. Kublai tenía cerca de 80 años, y su muerte traería consigo nuevas disputas internas, así como un cambio de régimen, que podía resultar muy peligroso para un pequeño grupo de extranjeros. En este contexto, los Polo vieron peligrar la estabilidad de su estatus y solicitaron la liberación de sus responsabilidades al Gran Khan, quien finalmente accedió con una última condición: escoltar a una princesa hasta el Ilkanato persa de Arghun Khan.

El regreso de Marco Polo

Así pues, acompañados de 600 cortesanos y marineros, los Polo se hicieron a la mar en 14 navíos en el puerto de Quanzhou (Zaiton) con dirección al sur. Atracaron en diversos lugares del mar de China como Champa (Vietnam) y en algunas islas de la península malaya, antes de permanecer en la isla de Sumatra para evitar las tormentas monzónicas. En este lugar, Marco Polo se percató de cómo la Estrella Polar había desaparecido bajo el horizonte, como resultado de la latitud en la que se encontraban.

Cuando reanudaron su viaje, atravesaron el estrecho de Malaca y el golfo de Bengala para llegar a Ceilán (Sri Lanka), y recorrer la costa oeste de la India y el sur de Persia hasta el puerto de Ormuz, para llegar finalmente a Jorasán (Irán). A pesar de que Arghun ya había fallecido para cuando los Polo llegaron, la princesa se casó con su hijo Mahmud Ghazan.

Por desgracia, una vez abandonaron los territorios bajo protección mongola, fueron robados en Trebisonda y perdieron gran parte de sus ganancias. Con algunos contratiempos, llegaron a Constantinopla y finalmente a Venecia en 1295.

El legado de una vida

Para algunos estudiosos, novelistas y dramaturgos, Marco Polo simboliza la brillantez de un hombre con una memoria prodigiosa, un observador meticuloso y una personalidad carismática que se desenvolvía a la perfección en la cosmopolita corte del Imperio Mongol. Para otros, fue un charlatán, un mercader crédulo que buscaba el chismorreo en los bazares y puertos, un hombre de poca cultura, escasa imaginación, y total falta de humor.

Incluso hoy muchos discuten si alguna vez llegó a China, ya que nunca mencionó en sus relatos la Gran Muralla, el uso del té, la caligrafía china, ni aparece su nombre en los registros históricos de la Dinastía Yuan. Aunque a este respecto, ¿quién sabe bajo qué nombre era conocido allí?

En cualquier caso, el viaje de Marco Polo expandió la visión del mundo para las naciones europeas. Su descripción de Japón, conocida como Cipango, inspiró a Cristóbal Colón y su detallada descripción sobre la localización de las especias alentó a muchos mercaderes occidentales a establecer nuevas rutas y a romper el monopolio árabe en Asia. Además, la riqueza de la nueva información geográfica recogida en sus memorias se usó en las campañas de exploración y conquista en los siglos posteriores.

Después de todo, quizá debamos estar agradecidos a quienes confinaron a Marco Polo en aquella celda de la prisión genovesa. Como bien apunta el geógrafo Eduardo Martínez de Pisón: “parece que es necesario encerrar a los geógrafos para que escribamos sobre nuestros viajes”.

Fuentes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.