¿Cuántas veces nos hemos detenido ante un mapa para contemplar los espacios más recónditos, o para comprobar lo lejos que fuimos en nuestro último viaje? Es fácil olvidarlo, pero al imaginar un mapamundi, al pensar en los países que aparecen en una conversación trivial, todos tenemos la misma impronta en nuestra cabeza: la proyección Mercator.
Gerardus Mercator (1512-1594), fue un cartógrafo del siglo XVI que desarrolló una de las proyecciones cartográficas más dominantes en el mundo, aunque más bien deberíamos puntualizar: en el mundo europeo.
Su proyección fue determinante durante el siglo XVIII en cartas de navegación conocidas como portulanos, pues permitía trazar rumbos en línea recta, obviando la esfericidad de la curvatura terrestre.
En plena Era de los Descubrimientos, y con la cartografía como herramienta definitiva de poder y control en la época, el valor de asegurar las rutas comerciales marítimas era capital. Quizá por ello nadie se detuvo a pensar en la terrible distorsión geométrica que produce esta visualización del mundo a medida que nos alejamos del Ecuador.
Diferencias en el área territorial
Hoy en día, el uso de la proyección Mercator no está justificada salvo por intereses concretos. Al ser una proyección cilíndrica, la deformación que sufren las áreas más próximas a los polos es tal, que Groenlandia (2.166.086 km²) se muestra similar en extensión a África (30.221.535 km²), cuando los datos reales demuestran que comparar ambos territorios es simplemente una locura.
Esta distorsión se hace patente comparando cualquier territorio septentrional con alguno ecuatorial. Por ejemplo, uno de los casos, aparentemente imperceptibles, que me llevaron a darme cuenta de que las proyecciones en los mapas pueden modificar la realidad, fue al observar Islandia, un país que sobre el plano parece equiparable a la península Ibérica. Pero atendiendo a los datos, Islandia posee 103.000 km², prácticamente lo mismo que Castilla y León (94.223 km²) y Asturias (10.603 km²) juntas.
Lo mismo sucede con Reino Unido (243.610 km²) y España (505.370 km²), que podría albergar el doble de las tierras británicas dentro de sus límites territoriales.
¿Por qué MERCATOR es la proyección más extendida?
Es evidente que la proyección Mercator fue desarrollada en Europa. Si se aprecia un mapamundi representado con esta proyección y trazamos la línea del Ecuador, lo primero que podemos decir es que el hemisferio norte es mucho más continental (es decir, alberga la mayor parte de las tierras emergidas) que el hemisferio sur, algo que es totalmente cierto.
Lo que no es tan veraz, es el impacto visual que ofrece y que nos lleva a pensar inconscientemente que el mundo existe, casi por completo, en el hemisferio norte, dejando el sur “deshabitado”, con territorios cercanos al Ecuador y el Trópico de Capricornio, por lo que no se han beneficiado de la grotesca deformación de las tierras septentrionales y australes.
Este es un motivo de discusión en muchos ámbitos, en los que se debate sobre la intencionalidad de favorecer un punto de vista Eurocentrista y dominante por parte de las naciones del hemisferio norte. Personalmente, creo que si la proyección Mercator ha seguido vigente hasta nuestros días, esta teoría cobra sentido.
Pero por otra parte, el mapamundi que se suele mostrar para apoyar esta causa, carece del continente antártico, y yo he querido incluirlo con el fin de demostrar que la distorsión de las proporciones sucede en ambas direcciones, norte y sur, más allá de las ideologías que puedan yacer tras el uso de esta proyección, si bien es cierto que el hemisferio norte es favorecido por su continentalidad.
Después de todo, la culpa no es de Mercator.
*En thetruesize.com podéis comparar el tamaño de todos los países del mundo.
Me ha parecido muy interesante y sobre todo sorprendente. Desconocía que Reino Unido fuera el doble de pequeño que España.