Skye

Tras un concurso organizado por la West Highland Free Press y 369 propuestas, el diseño ganador de la Isla de Skye pertenece a Calum Alasdair Munro, un niño de 9 años y vecino de la localidad. Su propuesta de bandera fue aprobada por la Court of Lord Lyon, el organismo regulador de la heráldica en Escocia.

Skye_geographicmind
Bandera oficial de Skye. Fuente: scotsman.com

La simbología elegida por Calum refleja todos los elementos distintivos de la historia de Skye, combinando la herencia escocesa, gaélica y nórdica:

La cruz cristiana, inspirada en las banderas nórdicas (Suecia, Dinamarca, Noruega, Islandia, Feroe…) es el principal símbolo de la enseña. Pero además, se añade un círculo en la intersección que forma la cruz celta para incluir la cultura gaélica de las Hébridas.

El birlinn, un barco medieval tradicional de la región que aparece en la heráldica escocesa, se sitúa en el cantón. A diferencia de los barcos tradicionales de este tipo, este diseño cuenta con cinco remos que simbolizan las cinco áreas de la Isla de Skye: Trotternish, Waternish, Duirinish, Minginish y Sleat.

Los colores amarillo y azul pertenecen a los primeros clanes de Skye: MacLeod, MacDonald y MacKinnon.

La isla de las nubes

Escarpada, llena de acantilados, valles, costas recortadas y un relieve esculpido por glaciares y el mar, la isla de Skye es la mayor de las Hébridas Interiores en Escocia. Su costa es tan irregular que ningún punto de la isla se encuentra a más de 8 km del mar. Las montañas de Cuillin dominan el paisaje en el sur y el centro, con el pico Sgurr Alasdair (993 m) cororando el inmenso páramo.

Su nombre probablemente tenga raíces nórdicas, ya que Ski significa ‘nube’ y Ey quiere decir ‘isla’. Pero mucho antes de la llegada de los pueblos escandinavos, los pictos poblaron Skye durante la Edad de Hierro, al igual que lo hicieron los escotos en la época de los romanos. Este es el nombre que los transalpinos dieron a este pueblo gaélico de origen irlandés, y que colonizó gran parte de Escocia.

En el siglo VII llegaron los vikingos desde lo que hoy conocemos como Noruega. Se establecieron en multitud de islas, que se adaptaban perfectamente a su estilo de vida navegante, entre ellas Skye. Su ocupación fue duradera aunque no exenta de disputas con los clanes escoceses, hasta el año 1263, cuando los noruegos fueron derrotados en la Batalla de Largs y Skye pasó a formar parte de los territorios bajo control escocés.

Ecos de la industrialización

Durante siglos, los clanes MacLeod y MacDonald continuaron con los enfrentamientos en la isla, pero ya a finales del siglo XVIII el objetivo de los habitantes de Skye era aumentar la población para la explotar la industria de un tipo de alga denominada laminariales o kelp. Estas algas resultaban muy rentables para su comercialización en el sur de Gran Bretaña, y se utilizaban para hacer sopa o bien como fertilizante.

Sin embargo, a lo largo del siglo XIX los propietarios de la tierra se centraron en la ganadería ovina para producir lana y enviarla a las grandes ciudades inglesas, por lo que muchos labriegos (crofters) fueron forzados a abandonar Skye y tuvieron que emigrar para continuar con su modo de vida. Esta expulsión, conocida en la Historia como The Highland Clearances, ha dejado la isla salpicada con antiguas casas de piedra semiderruidas. Muchas de ellas pueden verse hoy en dia en Suisnish, Boreraig, Lorgill y Tusdale.

Con una población aproximada de 10.000 habitantes, Skye es el destino turístico favorito en Escocia después de Edimburgo. El progreso llegó hace décadas, y desde la construcción del puente en Kyleakin que une la isla con el resto de Escocia, ya no es una ubicación tan remota para el público.

Skye sigue prosperando, mientras sus hijos honran su historia con una nueva bandera.